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El Quijote en Inglaterra

Charla en la Biblioteca

 

El pasado día 19, durante del Festival Cervantino, la integrante de nuestra comisión directiva Prof. Raquel González Bonorino de Rocca dio una charla ante un público numeroso e interesado, sobre el Quijote en Inglaterra. 
Y Rocinante se trasladó a Inglaterra en busca de nuevos horizontes. La Mancha le había proporcionado maravillosas aventuras, pero la energía de su amo le exigía que su fantástica ilusión se extendiera hacia otras comarcas lejanas.

"Pasaron largos años y fue un siglo después cuando Henry Fielding invitó al Caballero a compartir sus dominios literarios.
Inglaterra se encontraba en un período de crecimiento intelectual y comenzaban a atisbarse los primeros balbuceos de un nuevo género: la novela. La repercusión de la novela de Cervantes había llegado casi inmediatamente después de su aparición hasta los jóvenes escritores ingleses, y desde entonces Inglaterra fue uno de los países más fervorosos. La primera traducción al inglés del Quijote –y una de las mejores- fue realizada por Thomas Shelton y publicada en 1612 la primera parte y en 1620, la segunda.
El singular hidalgo no podía pasar inadvertido para los nuevos creadores, por lo que Fielding se haya nutrido de esta traducción y de otras posteriores para iniciar su ruta “cervantina”.
Cuando contaba tan sólo con veintidós años, comenzó su carrera en el teatro. Fue empresario y actor, y dejó la no despreciable suma de 25 obras dramáticas de asuntos diversos, como Love in several masques (El amor bajo varias máscaras), The modern husband ((El marido moderno), entre las que se destaca The Quixote in England, breve comedia escrita hacia 1728 ó 1729 y estrenada, después de varios retoques, el 5 de abril de 1734, en el Little Haymarket.

Fielding imagina una visita de Don Quijote y Sancho a Inglaterra con la consabida cuota de sorpresa y gracia que esta situación supone. Se trata de una comedia burlesca, en cuya acción se insertan canciones populares e intervenciones jocosas de personajes autóctonos que añaden a la escena un tono festivo y picaresco. Con ciertas reminiscencias de la Comedia dell´arte se intercalan diálogos ingeniosos, situaciones equívocas y la comicidad surge de la torpeza y candidez de los aldeanos frente a tan singulares personajes.

El joven Fielding no gozaba del favor de la política de entonces, dado que su carácter rebelde y justiciero no se privaba de las críticas hacia la autoridad severa de Robert Walpole, verdadero gobernante del país durante el reinado de Jorge II.
De origen noble y, a su vez, noble de sentimientos, advierte los defectos y dificultades de la sociedad y no teme denunciarlos.
Por boca de Don Quijote cuestiona la hipocresía y la injusticia, y ridiculiza las costumbres propias de los caballeros ingleses.
Para ambos manchegos llegados a un lugar tan distante, los deberes de caballeros estaban por encima de toda legalidad. Pero encuentran con no poca extrañeza que en la tierra que visitan esos valores están invertidos. Don Quijote se decepciona: la caballería andante de nada sirve en ese país.
En sus sabias reflexiones, hace un elogio de la locura, y llega a la conclusión de que lo que la sociedad inglesa considera “cordura” no es más que falsedad y fraude, afán de poder y desigualdad social.
Fielding era muy joven y posiblemente desconociera el país de Cervantes y su gente, por lo que hace factible encontrar en su drama ciertas “desprolijidades” propias de la inexperiencia: personajes sin hondura psicológica, desvinculación escénica, trama algo irregular y fragmentaria. No obstante ello, no faltan diálogos y episodios capaces de reflejar fielmente la calidad de ambos personajes, tal como los concibiera Cervantes, y la ingenua comicidad de sus protagonistas no aparece tan alejada del original español.
Después de un período de producción dramática, Fielding se arriesga a componer en el nuevo género. La hasta entonces novela epistolar deja paso a la incipiente novela moderna. Su habilidad en el manejo de la lengua inglesa, su capacidad de creación de caracteres y su compleja erudición lo convierten, según el novelista victoriano Walter Scott, en el padre de la novela inglesa.
Sus obras picarescas son verdadero reflejo del talento cervantino. El mismo autor prologa sus obras con un reconocimiento a la fuerte influencia que recibió de Cervantes. Shamela (parodia a los excesos de Pamela de Richardson), las aventuras de Joseph Andrews y su célebre Tom Jones son muestras del talento novelístico de Fielding y de su notoria herencia quijotesca. Estos rasgos se ven en ambas obras, aún cuando en apariencia parezcan tan disímiles.
En las Aventuras de Joseph Andrews, el cándido párroco Adams es, según el crítico Mario Praz “un reflejo inglés de Don Quijote” y Tom Jones es el aventurero idealista quien, lejos de ser virtuoso, enarbola ideales caballerescos en su afán por beneficiar a criaturas desvalidas y marginales a la manera de nuestro caballero español. Entre estos méritos le cabe a Fielding el de haber acercado a sus connacionales la figura universal e imperecedera del arrojado manchego."

RGB de Rocca (Suplemento “La Cultura”, diario EL TIEMPO, domingo 15 de abril de 2006)

 

Creado: 2018-10-31 12:39:45 - Modificado: 2018-10-31 12:39:45

 

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